ICI TARDI

 

Presente desde los años 80 en los artículos sobre la línea clara, es
obvio que Jacques Tardi (Valence, 1946) se apartó del grueso de sus colegas para llevar, tal y como ponía de relieve la cita que sacamos a colación hace unos días, sus propuestas estéticas más allá de lo que marcaban los canones, mientras que en el plano argumental se  distanciaba de la aventura per se para acercarse a un abánico de géneros que le eran especialmente queridos, como el noir.

Jean-Patrick Manchette

Precisamente, una de las últimas novedades de Tardi, "Cuerpo a
tierra", supone una continuidad en la obra del dibujante francés al
adentrarse por tercera vez en el universo del novelista Jean-Patrick
Manchette. Algunas críticas apuntaban que flaqueaba el talento de Tardi,
pero en mi opinión estamos ante una obra sólida, con la dureza que
caracteriza a las dos visiones anteriores de Manchette, poblada de
killers entre los que se encuentra el protagonista de "Cuerpo a
tierra". Que el personaje principal esté a uno u otro lado de la estrecha línea que separa la ley y el crimen en este caso importa bien poco, pues se hace hincapié en la descomposición moral de la sociedad contemporánea y ya sólo cuenta la supervivencia.

Cuerpo a tierra en Calibre 38

Cuerpo a tierra en El lector impaciente

De otro título del tándem Manchette-Tardi, "Balada
de la Costa Oeste", me quedo con el retrato del matón sudoroso mientras lee tebeos de The Spider, el extravagante villano de la IPC-Fleetway, y también con el momento que abre y cierra el relato y que contiene la acción central narrada en flashback, y en el que vemos a George Gerfaut conduciendo un Mercedes por la ronda de circunvalación de París, en una especie de delirante espiral, como queriendo detener el tiempo al postergar cualquier decisión mientras estampa cigarrillos en el cenicero de su vehículo.

El ciclo Manchette comenzó basado en un guión del propio novelista, "Griffu", uno de los mejores cómics de Tardi, relato sin concesiones de la corrupción urbanística y de la burguesía que se lucra con ella.

Griffu en Mis cómics y más

Griffu en La canción de Tristán

El ciclo Manchette-Tardi se cierra de momento con "La loca del laberinto", en la que una mujer salida del psiquiátrico es contratada de niñera por un millonario y tiene que vérselas con un secuestro. Como es habitual en este ciclo, Tardi se apoya en cartelas con los textos de Manchette, lo que contribuye a transmitir ese ambiente de novela negra, cínica y desencantada, que en "La loca del laberinto" queda muy de manifiesto al carecer de ningún personaje positivo, si bien la protagonista es la que más fácilmente podría encajar en esa categoría. De nuevo, asesinos a sueldo y una huida nos llevan por un paisaje que aúna un recorrido por una Francia en blanco y negro, y por el pasado de unos protagonistas tocados por el fatalismo y la desesperanza.

Néstor Burma, el detective que deja K.O. al misterio

Tardi ha realizado cinco álbumes protagonizados por Néstor Burma, un
detective en el París de los años 50 debido a la pluma de Léo Malet.
El primero de ellos, "Niebla en el puente Tolbiac", es quizá el cómic
ideal para iniciarse en la obra de Tardi. De tensión mantenida en todo
momento, con un antihéroe capaz de empatizar con los lectores, muy en
la tradición de la novela negra, y con una descripción de los
ambientes parisinos y de la década de los años 50 que se convertirían
en una de las marcas de la casa.

Cuando todavía no había irrumpido la moda de la novela gráfica, Tardi
fue capaz de desafiar los límites de extensión estándar con "Calle de la estación, 120", álbum de 183 páginas. A través de una complicada trama policiaca, Néstor Burma repasa la historia reciente de Francia, desde
el anarquismo hasta la ocupación. Tebeo imprescindible en cualquier biblioteca que se precie.

Completan el ciclo Léo Malet tres obras: "Una resaca de cuidado", a
falta de una relectura el único traspiés significativo en la carrera
de Tardi, y "Reyerta en la feria" y "¿Huele a muerto o qué?", dos
obras menores pero sólo si se las compara con los dos primeros álbumes
de Néstor Burma, en todo caso obras de una solidez envidiable.

Niebla en el puente Tolbiac en La cárcel de papel

¿Huele a muerto o qué? en Tebeos que nunca te dije

La Primera Guerra Mundial

Tardi ha sido uno de los dibujantes que mejor y de manera más continuada ha reflejado la Primera Guerra Mundial. Muchos de los cómics que ha dedicado al conflicto no son narraciones en sí sino que cultivan en el en su día muy común y hoy olvidado cómic histórico de carácter documental, casi didáctico, a base de grandes viñetas y cartelas explicativas, por lo que admite una lectura pausada al no haber una trama al uso que vertebre la historieta. Personalmente, antes que “La guerra de las trincheras” o “¡Puta guerra!”, que siguen esa tónica, me inclino por obras mixtas como “El soldado Varlot” o sobre todo la breve pero intensa “La flor en el fusil”, que transmite un mensaje antibelicista sin recurrir a enojosos subrayados: sensacional es el momento con varios soldados y desertores cobijados en una iglesia abandonada y con las paredes que muestran las heridas de la guerra, o la carga de caballería entre dragones y hulanos, resquicio de las contiendas decimonónicas, en una imagen sangrante entre anacrónica y grotesca.

¡Puta guerra! en Entrecomics

Adèle Blanc-Sec

Con nueve álbumes en su haber, las aventuras de la intrépida Adèle Blanc-Sec, heroína de carácter arisco, se ha ganado el corazón de miles de lectores gracias a su recreación de los patrones del folletín de principios del siglo XX, aventura urbana que congrega seres de pesadilla, profesores transtornados, insólitos adelantos tecnológicos y en suma un afán por lo extraordinario y por “el más increíble todavía” que pretende epatar al lector y llevarlo de sorpresa en sorpresa.

Quizá los dos mejores álbumes sean los dos primeros, “Adele y la Bestia” y “El demonio de la Torre Eiffel”. En ellos encontramos la mezcla de humor, misterio y fantasía característica de la serie, con una portentosa reconstrucción del París de la época.

Crítica de El misterio de la momia dirigida por Luc Besson en Mis cómics y más

Arte y técnica

Sobre la técnica de Tardi llama la atención el uso del blanco y negro,
que le sitúa como uno de los autores europeos actuales que mejor lo
practican, cuando además está en franco retroceso. Hay que reconocer que tanto por ambientación en los años 50 como por el tono propio del género policiaco, el blanco y negro casa a la perfección con las aventuras de Néstor Burma. Del mismo modo, los colores planos de Adèle Blanc-Sec conjugaban sus aventuras más acordes con el tono aventurero de la línea clara.

Ya en el último tramo de su carrera, hay que recalcar el uso de las aguadas y el pincel en la series sobre la Primera Guerra Mundial, caso de "¡Puta Guerra!". (Véase técnica de pincel de Tardi en vídeo posterior)

No quisiera dejar de agradecer a dos amigos dibujantes que me llamasen
la atención sobre algunos aspectos más técnicos de Tardi.
José Luis Povo me recalcó la maestría de Tardi a la hora de componer
viñetas alargadas, "verticalizadas", lo cual es evidente en Adèle
Blanc-Sec.

Por otra parte, Toni Benages, con el que tuve la suerte de colaborar en
"Las manos en los bolsillos", me puso sobre la pista acerca de la
manera de colocar a los secundarios en "El grito del pueblo", monumental visión de la Comuna de París. Tardi subraya el paso del tiempo en ese pequeño espacio en blanco entre una viñeta y otra, al ir colocando los "figurantes" en distinta posición, encontrando además un apoyo para la narración principal. Asimismo, pudimos comentar el uso de Tardi del digamos "desenfoque": a la manera cinematográfica, donde ya está admitido desenfocar personajes secundarios para dejar en primer plano de la acción a los protagonistas, Tardi no tiene reparo en utilizar esa técnica y presentar a los figurantes con las facciones apenas esbozadas.

No es una cuestión de lejanía de los personajes por lo cual ya no se puede dibujar con detalle. Viñetas como la siguiente denota que Tardi ya lo ha incorporado como una figura de estilo.

En este sentido comentar que como muchos otros lectores no me gustan las ediciones en formato reducido y que en el caso de Tardi también perjudican el disfrute de su dibujo. No hay más que comparar la antigua edición de Adèle Blanc-Sec, en Cimoc Extra-Color, con el integral más reciente, en formato reducido, y que desde luego no se merece una obra de esta calidad. Por no comparar tebeos de serie negra como "Griffu", publicado impecablemente en rústica a precio asequible en formato europeo, con "Balada de la costa oeste", que en Francia editó Les Humanoïdes Associés en Grand Format y que en castellano vimos en formato comic book. Supongo que los editores habrán hecho sus cuentas y que a la postre que las ediciones reduzcan sus tamaños es un reflejo de un mercado que tiende a reducirse, pero en mi opinión así no se le ayuda a crecer.

One-shots

Entre los álbumes individuales o one-shots se encuentran varios inéditos en castellano, como “Rumeur sur le Rouergue”, con guión de Pierre Christin, pieza inaugural de las “Leyendas de hoy” que continuaría Bilal. (imagen posterior)

“Polonius”, con guión de Picaret, vió la luz en las páginas de Metal Hurlant, una mirada al péplum plagada de orgías y violencia.

“Ici Mème”, con guión de Jean-Claude Forest, narra la tragicómica existencia de Meme, amo de llaves y sereno de una serie de villas, con la particularidad de que no pisa nunca el suelo sino que se desplaza andando y brincando por los muros. Tildada de pedante, no puedo negarle cierto encanto, aparte de que la parte lírica la encuentro francamente conseguida, quizá porque una novela con la que mantiene numerosos puntos de contacto, “El barón rampante” de Italo Calvino, se cuenta entre mis favoritas.

“El exterminador de cucarachas”, con guión de Benjamin Legrand, publicada en blanco y negro con el protagonista destacado en rojo, supone una nueva incursión de Tardi en el género negro pero cambiando París por Nueva York y consiguiendo una nueva y acerada visión del loser, tan cara al hardboiled USA.

Daniel Pennac, escritor del reputado ciclo de la familia Malaussène y del barrio Belleville donde se inscribe la excelente novela “El hada carabina”, guionizó un álbum dibujado por Tardi, “La patada”, mordaz parábola de la condición humana.

"El demonio de los hielos", publicado en 1974, anticipó lo que serían las aventuras de Adèle Blanc-Sec, con un gusto por los seriales y por la ciencia ficción decimonónica que, a la manera del cineasta checo Karel Zeman, retoma la estética de los grabados que aparecían en las novelas de Jules Verne.

El demonio de los hielos en Mis cómics y más

"El secreto del estrangulador", sobre una novela de Pierre Siniac, es una magistral revisión de las convenciones genéricas y un homenaje emocionante a una época y a la cultura popular coetánea.

El secreto del estrangulador en Abandonad toda esperanza

"Juegos para morir", adaptación de una novela de Géo-Charles Véran, ha sido recientemente editada por Norma, veinte años después (!) de la edición francesa. El estilo un tanto impreciso en un autor que gusta del detalle y el uso del color cuando realmente no parece que haga ninguna falta son elementos que a priori disuaden de su lectura. Al parecer fue publicado inicialmente como separata en la revista À Suivre, de ahí que se permita un ligero cambio de estilo adecuado al formato comic book y que no sea tan rico en detalle. Ahora bien, la lectura lejos de decepcionar colmará a cualquier seguidor de Tardi o aficionado en general: un pequeño crimen, entre patético y miserable, sirve para relacionar a una galería de personajes al borde de la exclusión social, entre los que destaca un detective alcohólico con delirium tremens y una pandilla de arrapiezos entre los que se cuenta su hijo, en una visión del extrarradio de París que demuestra una vez más la capacidad de Tardi para construir ambientes.

Juegos para morir en Entrecomics

Penúltimo trabajo de Tardi editado en nuestro país, bajo cuyo influjo escribo estas líneas, corrobora la talla de su autor, uno de los más importantes del cómic de las últimas décadas.