Ahora que tenemos entre manos un recorrido por el quiosco europeo, insistiremos en las bondades del turismo cultural, pero no aquel en que consiste en hacer el Camino de Santiago o la Ruta del Románico, sino uno más asequible y muy enriquecedor.
Y es que personalmente una buena afición consiste en ese tipo de turismo que podemos realizar sin excesivos costes, ya sea leyendo, cómic, ensayo o literatura, o viendo una película.
Si me preguntase un extranjero qué película española ver de la cartelera actual le recomendaría "Los muertos no se tocan, nene", un estreno de fuerte sabor local, a pura comedia negrorrealista de los años 50 y 60. Basada en una novela de Rafael Azcona, el homenaje y el seguimiento a este tipo de cine es tan directo que está filmada en blanco y negro. Sale además el café Moderno de Logroño, que también aparece en la imprescindible "Calle Mayor" (1956). Película con una distribución limitada (en principio Logroño, Madrid y Barcelona, esperemos que amplíen a otras ciudades), "Los muertos no se tocan, nene" a un espectador, pongamos, holandés le puede aportar una visión que entronca con una tradición de comedia. Además a la luz de esta cinta podría comprender mejor una teleserie española como "Aquí no hay quien viva" o "Aída", que carecen del mordiente del negrorrealismo pero con el que guardan parentesco.
De la misma manera si tuviese que recomendarle un cómic español elegiría más bien dos, El Jueves y un número de "Mortadelo y Filemón". En ambos está de una u otra forma, Vázquez, Escobar, Conti, el humor Bruguera. Aparte, bien es cierto, que a tenor de estas lecturas también se comprenden mejor teleseries como las citadas. Luego, lógicamente, habría que recomendar más títulos, pero es lo que tiene este tipo de turismo cultural: el gusto de picar de allí y allá, de conocer distintas manifestaciones culturales, en el caso del cómic pasando unas páginas.
Sin El Jueves y Mortadelo mi sentido del humor sería, hoy en día, muuuy diferente.
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