Opinión: PREMIOS DEL SALÓN DEL CÓMIC DE BARCELONA

En septiembre del año pasado en este blog lamentábamos que el Saló del Còmic de Barcelona no hubiese premiado en toda su existencia ni una sola vez a una obra extranjera pergeñada por un autor francobelga. Como lo oyen, ni una sola vez, cuando por contra abundan los nombres venidos del mercado indie USA, que goza de un aplastante favor crítico. Desproporcionado, obviamente. El premio a la mejor obra extranjera al menos lo han recibido dos mangas japoneses (lo contrario me hubiera parecido igualmente desproporcionado, y no me parecería mal que estuviese más representado, habida cuenta de la valía de los cómics venidos del país del Sol naciente).

Bueno, pues ya sabrán que por fin, en la trigésima edición del Saló... (¡Han tenido que pasar treinta años, treinta!), se ha premiado una obra de un autor francobelga, "Arzak el vigilante" (Norma) de Moebius.

Probablemente haya pesado en la votación de la mejor obra extranjera el hecho de Moebius/Giraud hubiese fallecido recientemente: premiar esa obra no sólo es un homenaje a una de las figuras fundamentales del noveno arte sino que representa quizá la última oportunidad de incorporar su nombre al palmarés y darle de alguna forma cierto lustre adicional (lo fue también, recordemos, cuando se premió en 1994 el maravilloso "Informe sobre ciegos" del gran Alberto Breccia, toda una leyenda, fallecido en 1993).

Sin menoscabo de otras obras nominadas, creo que el hecho de que se haya premiado "Arzak el vigilante" ha sido una decisión sabia, inteligente. Y noble y hermosa, qué caray. Por otra parte creo que es positivo reconocer la ciencia ficción de Moebius... Es prácticamente inconcebible pensar en el cómic de este género y que no acuda alguna de sus imágenes... Es casi, si me lo permiten, un concepto. "Arzach", la obra de 1975, fue todo un revulsivo para el género, algo así como "Al final de la escapada" (A bout de souffle, 1959) para el cine. Luego, con o sin Alejandro Jodorowsky, fue depurando su concepción de la ciencia ficción, y su dibujo.

A todo esto, espero que no se tarde otros 30 años en premiar un cómic de un autor francobelga. Hay obras sobresalientes de autores procedentes de la nouvelle bd, autores todavía sin premiar, pero también algunos nombres que son prácticamente clásicos a estas alturas.

Por otra parte, y cambiando de tercio, me ha alegrado sobremanera que el Gran Premi del Saló haya recaído en José Ortiz. Durante unos años este galardón, que reconoce toda una trayectoria, lo recibió algún autor con sobrados méritos pero digamos todavía joven para estos honores, con menos de 50 de años de edad o recién cumplidos. Hubo las lógicas protestas y se demandó que este premio volviese a su función primigenia, imponiéndose un criterio más cabal el año pasado cuando se concedió a Jordi Longarón. Por supuesto, José Ortiz, que empezó en los años 50 en Maga (Balín, entre otros), trabajó profusamente para el mercado británico en los 60 y se incorporó con fuerza al boom del cómic adulto con series como Hombre, con guión de Antonio Segura, sonaba en todas las quinielas.  Entre sus últimas obras publicadas en España, en abril, "Los cazadores de fósiles" (Aleta), una aventura de Tex para Bonelli con guión de Antonio Segura, y que me gustaría leer pronto como manera de festejar ese Gran Premi para ese Gran Dibujante. ¡Salud!

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