Anita Haas
Prólogo de Javier G. Romero. Traducción de Carlos Aguilar
192 págs. Ilutraciones: Aina Albi.
Colección Atenea
Hermenaute https://www.hermenaute.com/
La publicación de la antología "Yo fui una chica Bond y otros relatos desconcertantes" ha venido a saciar la expectación despertada por una autora, la canadiense Anita Haas (de la zona anglófona, de Ontario para más señas), precedida por un ramillete de premios y no pocos reconocimientos. A través de 192 páginas y dieciséis relatos hemos podido conocer la pluma de esta escritora, sin duda heredera natural de las publicaciones de misterio fraguadas al otro lado del Atlántico; de ahí, en parte, su hábil manejo de la extensión corta, la preclara habilidad al estructurar en pocas páginas una narración para desmontarla o enriquecerla en el último párrafo. También hay que subrayar su verbo ágil, sencillo pero no seco, su gusto por la palabra justa, sin florituras, con precisión. El uso del misterio del que hace gala Haas no sabe de lugares comunes y de fórmulas probadas, más bien escarba, araña la superficie hasta llegar a una segunda piel y descubrir lo desconcertante aludido por el propio subtítulo. Es decir, el weird anglosajón. Ahí quedan relatos como "El libro inconcluso", que no duda en adentrarnos en una comunidad extravagante, tan en la onda hippie de San Diego o Baja California, pero en Veracruz, a la manera de tantos desclasados tipo Philip K. Dick. No faltan en el libro ricas metáforas y alegorías, como si entre los personajes que pueblan esta antología guardasen en lo más íntimo, en sus propias creaciones, una especie de retrato de Dorian Gray, un reflejo, querido o no, de uno mismo. En todo el volumen, que tiene en la creación artística uno de sus ejes temáticos, se plantea cómo debe presentarse el artista ante el mundo; cócteles literarios, actuaciones o actos culturales son el marco escogido, llevado a su máxima expresión en el contundente, y lúcido, "Pánico escénico". El otro eje temático, casi una querencia, que planea en muchas páginas, se refiere a la cultura pop, ya sea ese James Bond de "Yo fui una chica Bond" o las menciones a "El cabo del terror" o Sergio Leone, entre otras. No en vano, Anita Haas ha desarrollado paralelamente a su carrera literaria aportaciones de importancia a la historiografía cinematográfica, como el libro, coescrito junto a su marido, el reputado Carlos Aguilar, "John Philip Law: Diabolik Angel", el impresionante "Eugenio Martín: un director para todos los géneros", o, en solitario, la sustanciosa entrevista a Eli Wallach en la simpar Cine-Bis. Hay, ciertamente, un relato que se desmarca del pop y del weird anglosajón, "La fiesta de la Virgen", con aroma a cocido castellano y notable inventiva, y que no hace sino confirmar a Anita Haas, autora ya afincada en España, como una firma a seguir.
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