En diciembre de 2011 comentamos que de tanto en tanto daríamos la brasa para de forma muy humilde insistir en la idea de conservación de nuestro patrimonio, dada la carencia que hay en este sentido y que los tiempos no acompañan que digamos.
En primer lugar, combatir la idea comúnmente extendida de que el progreso y el urbanismo desenfrenado van de la mano. Nada como cruzar los Pirineos y comprobar en el litoral francés que otro urbanismo, más respetuoso con el medioambiente, es posible, y que el crecimiento no tiene porque ser a costa del valiosísimo patrimonio natural de la Península Ibérica.
Sobre nuestro patrimonio musical, la verdad es que no ha brillado al nivel de otros países, pero ello no quita para que haya dado obras de envergadura (véase en la fotos distintos momentos en la historia de nuestra música: uno de los mejores EPs de Los Gatos Negros, grupo destacado en el beat de los 60s, con algunos covers memorables; Máquina, cotizadísimo representante del rock progresivo español de los 70; o en otra onda, el tercer volumen/CD de "Clásicos del Cine Español" dirigido por José Nieto, esta vez dedicado al compositor Manuel Parada -"Maribel y la extraña familia", "El escándalo", "Los últimos de Filipinas"-, sonido de referencia del cine de los años 40). Pues bien, en los años 90 me consta que no había ningún archivo que preservase nuestro legado fonográfico. Lo más parecido era el archivo de RNE, por lo que seguía faltando un archivo que de forma metódica conservase nuestro patrimonio con las medidas de seguridad y catalogación pertinentes. No sé si en los años recientes se ha resuelto esta carencia, pero huelga decir que la música (y los discos, partituras, etc) forman parte de nuestro patrimonio, aunque, al menos hace unos años, las autoridades no se diesen por enteradas.
Más presente para los habituales de esta página, otra reivindicación: la de un museo del cómic que potencie y preserve el noveno arte, un logro que parecía que se iba a alcanzar con la creación del Museu del Còmic y la Il.lustració de Catalunya, sito en Badalona.
Creo, como otros tantos, que una de las funciones primordiales de este museo debería ser la conservación, en óptimas condiciones, del importante legado que ha dado el tebeo en este país. Es una cuestión urgente: súmese al hecho de que muchas de esas colecciones cuestan una pequeña fortuna, la dificultad creciente, se pague lo que se pague, por localizar en buen estado esos tebeos editados hace décadas. Si a un archivo que merezca ese nombre, con colecciones de principio de siglo XX, revistas desde los años 20 hasta la actualidad, añadiésemos algún que otro original, el valor de los fondos sería incalculable y el papel de esta institución imprescindible.
Como es natural, pienso que el cambio de política para el futuro Museo del Cómic de Cataluña, que pasa por ampliar el espectro para abarcar los videojuegos (sic) y el cine de animación (sic), es confundir el tocino con la velocidad. Conviene reconducir el Museo a su planteamiento inicial, por dos cuestiones: por principios, y porque, caramba, el cómic o tebeo español ha sido uno de los más importantes del mundo.
...no quiere uno ser cenizo, pero tal como nace este Museo, no parece que vaya a salvar patrimonio alguno, más allá del de sus responsables...
ResponderEliminarUn placer tenerle por aquí, Abuelito. Y más con el tema de esta entrada y con el auténtico museo que tiene en su desván.
ResponderEliminarUsted mejor que nadie para saber la importancia de mantener nuestro legado. En cuanto al museo, como se desvincule de una labor de archivo y conservación, me parecería fatal, por decirlo suavemente. Utilizando una expresión muy querida por Forges: ¡Qué país!