El blog de José Luis Povo

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miércoles, 13 de marzo de 2013

La revista Okapi y la BD

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Okapi es una revista del grupo editorial Bayard pensada para lectores a partir de los 11 años.

Cuenta con edición en castellano y parece una buena opción para que los niños se acostumbren a leer. Entre sus características destaquemos que, en buena lógica, considera al cómic como una herramienta privilegiada para inculcar el gusto por la lectura.

En 2002 publicaron por entregas una aventura de Thorgal. Aparte, durante varios números, un poco a la manera de nuestras Joyas Literarias Juveniles, una buena porción de sus páginas iban destinadas a un clásico literario en cómic, en versión completa o a modo de avance, invitando a completar la historia acudiendo a la novela original. Aunque la adaptación no suele recaer en primeros espadas de la BD, es como poco curioso para cualquier aficionado al cómic franOkapi Homero 3cobelga.

Entre las firmas más frecuentes la de Christophe Lemoine y la de Daphné Collignon (que en castellano pudimos ver en el segundo álbum de Destinos, Glénat). Entre lo más llamativo, "Vuelo nocturno" de Antoine Saint-Exupéry con guión de Guillaume Fournier y dibujos del muy apreciado Pierre Wininger, y el avance de "Ferragus" de Honore de Balzac, con texto de Xavière Gauthier y dibujo de nuestra Ana Miralles (Okapi nº30, 2004).

Antes de despertar demasiadas expectativas, aclaremos que acudiendo a la página web de la publicación.

Revista Okapi página web

Y pinchando en hojear la revista se descargan 19 páginas, entre las  cuales tenemos tres dedicadas a cómics de humor, pero ni por la portada ni por el sumario encontramos en los números actuales las citadas adaptaciones de clásicos literarios.

Ahora bien, si a algún habitual del blog le interesa adquirir para él o su familia esos números atrasados, mencionemos los siguientes:

"El capitán Fracaso" de Théophile Gautier por Bruno Marivain (Okapi nº 94, 2010)

Editado en álbum en Francia por Glénat (véase imagen inferior).

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"El gato negro" de E. A. Poe, con guión de Pilar García Rebollo y dibujo de Gonzalo Izquierdo (Okapi nº 69, 2007)

"Aparición" de Guy de Maupassant, guión de B. Marchon y dibujo de B. Rocco (Okapi nº 25, 2003)

"Los cuentos de así fue" de Ruyard Kipling, guión de Richard Marazano y dibujo de Johan Schivard (Okapi nº 88, 2009)

"Cuento de navidad" de Charles Dickens, guión de Patrice Buendia y dibujo de Jean-Marc Stalner (Okapi nº 100, 2011). Editado en álbum en Francia por Glénat, en la colección Les incontournables de la littérature en BD.

"La vuelta al mundo en 80 días" de Jules Verne, por Chrys Millien (Okapi nº 104 y 105). Editado en Francia en la colección Les incontournables de la littérature en BD (Glénat). Véase imagen inferior.

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Evidentemente el acceso a esos clásicos adaptados no puede sustituir a la (futura) lectura del clásico en sí, pero convengamos que ayuda a ir introduciendo el hábito de lectura.

Sirva como muestra de los contenidos BD que oferta la revista Okapi "La metamorfosis" de Ovidio, guión de Sandrina Jardel y Joann Sfar, y dibujos de este último. (Okapi, nº. 13, octubre de 2002)

La metamorfosis en cómic, leer pinchando aquí

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Un tebeo que puede descargarse en la tablet o el ordenador y cuya lectura se puede disfrutar con el más pequeño de la casa.

En la red:

El mito de Jasón en cómic/Okapi nº 57

En Mis cómics y más:

Iniciación a la lectura I

Iniciación a la lectura II: algunas recomendaciones

domingo, 19 de diciembre de 2010

INICIACION A LA LECTURA II: ALGUNAS RECOMENDACIONES


Vamos con la segunda y última entrega de "Inciación a la lectura", artículo de Pablo Herranz que nos anima a iniciar a los niños en la lectura a  través del tebeo. Gracias de nuevo, Pablo, por concluir la redacción con tiempo suficiente para que podamos tener estas recomendaciones de cara a las compras de Navidad.

Es mucho más sencillo coincidir en las bondades de la lectura, como hacíamos en el anterior post, que recomendar una obra en concreto. Y es que ahí entramos en el peliagudo tema de las ediciones. De hecho, dos de los mejores álbumes para niños, a mi juicio, como el didáctico “Conocimientos del cuerpo humano”, de Fernando Fernández, o “El nido de los marsupilamis”, de Franquin, están descatalogados, aunque el último se pueda encontrar en un tomo recopilatorio, sólo que en blanco y negro y a tamaño reducido, por lo que su compra no es muy indicada.

En cuanto a títulos contemporáneos orientados hacia el público infantil, sin duda los hay de valía, por ejemplo “Koma”, pero desconozco muchos de ellos, por lo que para trazar un panorama de novedades remito a otras fuentes más informadas. Aun así, no quisiera dejar de recomendar algunos tebeos, en su mayoría clásicos, que cumplen esa función de iniciación a la lectura, muy indicados para regalar en estas navidades:

1. “Los cigarros del faraón” (Juventud), de Hergé. Uno de los mejores títulos de Tintín, listado en primer lugar no por capricho: la limpieza del trazo, la narrativa transparente, la carismática galería de personajes secundarios, el genial equilibrio entre suspense, humor y aventura, mantienen las aventuras del joven reportero como una lectura idónea para ser leída en edad temprana. Por su calidad, es recomendable adquirir toda la colección (quizá dejando para el final “Tintín en América” y “Tintín en el Congo”, muy inferiores al resto de los títulos). Además Tintín tiene la ventaja de contar con ediciones en euskera, catalán y gallego, por si se quisieran así completar la educación de los hijos, sobrinos o familiares.


2. “Los 12 trabajos de Hércules” (Ponent), de Miguel Calatayud. Uno de los cómics más memorables que se editaron en la ya de por sí memorable revista Trinca, culmen del tebeo español de los años setenta. Ideal para desengrasar de tanta mitología Disney, como nos endilgan por estas fechas, con la mitología grecorromana. Influido por Heinz Edelmann y la cultura pop, el dibujo es una filigrana de irresistible colorido y la estructura, diáfana al ceñirse a los doce trabajos de Hércules, lo acercan a la fábula y lo convierten en una obra muy legible. A menudo, la imagen se acompaña de textos de apoyo en vez de bocadillos, por lo que es susceptible de una lectura conjunta, padres e hijos. Por su contenido y cuidada edición, un regalo “de los de quedar bien”.


3. La suscripción a una revista infantil de tebeos es otro magnífico regalo para que los niños se inicien en la lectura en sentido amplio. En gallego tenemos BD Banda, aunque más enfocada al lector juvenil. Por su parte, la veterana Camacuc (www.camacuc.com), revista per a xiquets i xiquetes, está confeccionada por autores locales y cuenta con edición en valenciano y, según creo, en aranés. Creada en 1961, la revista Cavall Fort (www.cavallfort.es), es una magnífica opción para niños catalanoparlantes. Con series en curso como la célebre Kid Paddle, hojeando sus páginas da la impresión de que muchas de sus firmas, de primerísima calidad, proceden del mercado francófono y probablemente de la revista belga Spirou, hoy por hoy la mejor del planeta. En otras palabras, su suscripción es muy recomendable.

4. “Capitán Trueno”. Una de las series más conseguidas de la edad de oro del tebeo español, con guión de Víctor Mora y dibujos de Ambrós en las primeras entregas. Acción, aventura y un inolvidable trío protagonista en una serie que cuenta todavía con muchos seguidores y que estimo interesante incorporar entre las primeras lecturas, y así disfrutarla sin necesidad de tener que contextualizar ya en la madurez. Ediciones B presenta varias ediciones, a destacar la recopilación facsímil en blanco y negro o las ediciones a color de Capitán Trueno Extra, en 10 volúmenes. (Por cierto, que un excelente regalo navideño -para lectores ya talluditos- es un libro ad hoc recientemente editado, el indispensable “Tragados por el abismo. La historieta de aventuras en España” (Ponent), de Pedro Porcel).

5. “Carlitos Fax”, de Monteys. Deliciosa actualización del humor Bruguera en clave futurista en una de las mejores series de la fenecida Mister K. El álbum, de Ediciones El Jueves, ya tiene unos años pero todavía se encuentra disponible.

Por tiempo limitado

Hasta aquí la lista de los tebeos recomendados, algunos de ellos en catálogo de forma permanente. No he mencionado lecturas en la mente de todos, como Mortadelo y Filemón o Astérix, que no pueden faltar en la biblioteca de ningún niño, pero no quisiera prolongar la lista en demasía. Con todo, sí que quisiera llamar la atención sobre la reedición de dos tebeos muy interesantes que aunque no rayen a la altura de los citados probablemente no estarán siempre disponibles: La pandilla Cu-Cux-Plaf: Fantomas Pérez, sociedad muy limitada (Ediciones B), de Schmidt, las aventuras de una pandilla de chavales dispuestos a liberar a la componente femenina del grupo, a la sazón hija de una familia acaudalada, de las garras de un enigmático villano, y El Teniente Negro (Glénat), de Silver Kane (Francisco González Ledesma) y José Grau, serie excelentemente dibujada y narrada que aúna el escenario western con dosis de intriga y delirio propio de la narrativa popular. Curiosamente, El Teniente Negro vio la luz en 1962 como revista en formato vertical, bautizando la cabecera con el personaje que consumía el mayor número de páginas y que en el fondo adaptaba al nuevo formato el espíritu del cuaderno apaisado de aventuras, mientras que el resto de la revista se completaba con tiras cómicas, alguna que otra sección y, desde el número nueve, un par de páginas de La pandilla Cu-Cux-Plaf. Conseguir las dos obras supone casi recuperar la revista de 1962, y desde luego vale la pena si se da un paso más allá de las referencias más trilladas.




Por último, a modo de apéndice y complemento, recomendar un par de libros: Escenarios fantásticos(SM), espléndidamente ilustrado por Miguel Calatayud, supuso el debut de Joan Manuel Gisbert a través de tres historias, tres escenarios muy imaginativos, y a estas alturas está considerado un clásico de la literatura juvenil, reconocido por la Fundación Germán Sánchez Ruiperez como una de las cien mejores obras españolas del siglo XX; y El rey del mar, de Emilio Salgari, una novela absorbente cuya prosa accesible la hace especialmente recomendable a temprana edad mientras con posterioridad ya no reporta la misma satisfacción, y que viene a demostrar que hay algunas obras que es mejor leerlas en la infancia, cuando todavía se está a tiempo.

PABLO HERRANZ

jueves, 16 de diciembre de 2010

INICIACIÓN A LA LECTURA I: LOS DOMINGOS ALEGRES


Iniciamos una serie de dos artículos aportados por mi amigo Pablo Herranz, al que desde aquí agradezco  su iniciativa de compartir estas reflexiones, que no sólo nos interesan particularmente a los que tenemos hijos pequeños, sino que sirven para abrir un debate sobre la iniciación de los niños  a la lectura y el papel que en ella comics pueden jugar los comics.

Donde hay un tebeo habrá un libro”, rezaba la campaña promovida en 1976 por el Ministerio de Información y Turismo. El eslogan levantó numerosas ampollas por subordinar los tebeos a la literatura y por negarles indirectamente la mayoría de edad. El caso es que desde entonces, cuando las revistas de tebeos vendían unos siete millones de ejemplares al mes, varias voces han reconocido que la excesiva insistencia en la faceta adulta del cómic y la desatención del público infantil terminó por dañar al sector, al tiempo que lo reivindican como herramienta de iniciación a la lectura, sin duda una de sus virtudes, si bien no la única.

Recordemos que por aquellas fechas, los tebeos formaban parte privilegiada en el ocio de los más jóvenes. A veces las publicaciones se apilaban en el suelo de los quioscos ante la imposibilidad de encontrar un expositor para cada una de ellas. Se superponían las cabeceras de Trueno Color, Pif, las ediciones de Valenciana como Roberto Alcázar y Pedrín, El Espadachín Enmascarado o El Guerrero del Antifaz, las revistas de Bruguera como Mortadelo, Pulgarcito o Lily. Las andanzas de la familia Ulises, los náufragos de Coll, la sonrisa del Corsario de Hierro o las correrías de Zipi y Zape formaban parte del acervo colectivo. Las más de las veces estos tebeos se adquirían los fines de semana, un peregrinar al quiosco que, parafraseando a una publicación de la editorial Novaro, convertía la compra y la lectura posterior en “domingos alegres”.


Pero no quisiera caer en la nostalgia; tan sólo se trata de poner de relieve el lugar que ocupaban los tebeos en la sociedad del momento: no estaban bien considerados, pero como diría un personaje de Ibáñezse vendían a porrillo”.
Con el tiempo, los tebeos desaparecieron de los quioscos y las tiradas se redujeron sensiblemente. Quedaban las librerías especializadas, pero al alejarse de los quioscos aumentaba la distancia entre los tebeos y ese primer primer lector, esencial para la continuidad del medio.
Mal que bien, los suplementos de los diarios, como El Pequeño País, no llenaron el hueco, pero al menos aseguraban un primer contacto. En 1983, el murciano José Luis Munuera, con tal sólo once años de edad, recortaba del suplemento infantil las páginas dedicadas a Spirou sin sospechar que años después dibujaría al emblemático personaje para la editorial belga. El Pequeño País, como otros suplementos infantiles, no sólo despertó vocaciones sino que alimentaba el hábito de lectura en miles de niños. Por desgracia desapareció en 2009.
Así las cosas, con los tebeos presentes más que nada por las adaptaciones cinematográficas, pero ausentes de los quioscos y con un espacio testimonial en los diarios, queda más que nunca en manos de los padres la posibilidad de que sus hijos crezcan leyendo, tebeos y también literatura, y de que alguna manera no pasen a engrosar esas estadísticas que aluden a un consumo desmesurado de televisión. Porque, a todo esto, huelga decir que una infancia es mucho mejor con lecturas que sin ellas; es sin duda más rica, más completa.

De un tiempo a esta parte, con motivo de las fiestas navideñas varios blogs recomiendan, a contracorriente, regalar tebeos a los niños. Con este texto, este blog se suma a la tendencia, que completará en un par de días con la próxima actualización y alguna recomendación más concreta. Mientras tanto, desear que los Reyes y Papá Noel vayan cargando los renos y camellos de lecturas...

PABLO HERRANZ