El lanzamiento en septiembre del primer álbum de Alix Senator, precedido de una gran campaña promocional y considerable revuelo, ha representado una de las apuestas más fuertes que ha efectuado la editorial Casterman en los últimos tiempos.
Editado en castellano por Netcom2, "Las águilas de sangre", primer volumen de la serie, se presenta como un tebeo capaz, por narrativa y estilo gráfico, de llegar a un público muy amplio, al consumidor de cómics habitual y también al esporádico, abarcando en la operación al seguidor de la serie original de Jacques Martin, al que se trata en todo momento de no defraudar.
Un proyecto muy ambicioso que recala en un mercado donde proliferan los títulos consagrados al péplum.
Entre los más longevos, Vae Victis!, de Simon Rocca y Jean-Yves Mitton, con quince álbumes en su haber.
Con todo, hay que reconocer que fue la serie Murena (Planeta), la que, merced al excepcional guión de Jean Dufaux y un apartado gráfico competente de Philippe Delaby, renovó el género.
A Murena se sumarían dos series bien distintas: Las águilas de Roma, de Enrico Marini, del que ya comentamos en este blog su edición en Norma y que tiene como gancho el tirón comercial de su creador, un dibujante ciertamente a seguir; y La última profecía, de Gilles Chaillet, que nos sitúa en una Roma poco difundida, la de la decadencia y descomposición, hacia el año 394 D.C, con el Emperador Teodosio comandando un ejército a las puertas de la antaño orgullosa urbe. Una serie que trata la desaparición de los viejos cultos paganos debido al empuje del cristianismo y que, sin escatimar una puntillosa reconstrucción histórica, coquetea con elementos fantásticos tal y como los concebían los antiguos romanos. Este año Netcom2 editará en castellano las primeras entregas.
Diábolo Ediciones ha publicado en nuestro país dos series de romanos: la trilogía Por el Imperio, de Merwan y Bastién Vivès, y La expedición, de Richard Marazano y el argentino Marcelo Frusin, de la que de momento sólo se conoce la primera entrega, "El León de Nubia".
Entre las últimas incorporaciones al género péplum, Arelate, de Alain Genot y Laurent Sieurac.
Una variante del péplum que está tomando cuerpo es la dedicada a la Grecia Antigua, que cuenta en este momento con tres series, todas ellas con un solo título: Sparte de Patrick Weber y Christophe Simon; Minas Taurus, de Thomas Mosdi y David Cerqueira; y Golias, de Serge Le Tendre y Jérôme Lereculey.
Hay, evidentemente, una cuarta serie de Grecia, la más asentada en el mercado, Orión de Jacques Martin, cuyo quinto volumen, todavía inédito, está encomendado a Cédric Hervan.
Qué duda cabe que en este boom del péplum en cómic ha jugado a su favor el éxito del film "Gladiator" (2000), a cuya sombra surgieron largometrajes como "Troya" (2004) o "Centurión" (2010). Un renacer del género, inesperado, que saltó también a la pequeña pantalla con teleseries como Roma, la violenta Spartacus: sangre y arena, Hispania, la leyenda o Imperium.
En el fondo, hay que reconocer que si Roma, la teleserie, surgió un poco como la respuesta catódica al boom del péplum cinematográfico, Murena, cuya primera entrega data de 1997, se anticipó a todo esto en la concepción moderna del género de romanos.
Aparte, claro está, la serie Alix, de Jacques Martin, se ha mantenido como un referente.
Alix Senator, el nacimiento de la serie
En el número 17 de la revista Netcómic Denis Bajram, esposo de Valérie
Mangin y artífice de la idea
de Alix Senator, desgrana a lo largo de una entrevista algunas de las claves de la serie, como el uso de varios niveles de lectura, asequible tanto a los más jóvenes como satisfactoria para lectores adultos, al fin y al cabo en la línea de la serie madre de la que se desprende.
En cuanto a la idea de partida, brillante, por la cual se plantea una serie paralela a Alix, sólo que situando al protagonista con más de cincuenta años y como senador de Roma, está ejecutada a la perfección, en consonancia con la trayectoria anterior del personaje, tanto en lo físico -en ese rostro añoso vemos siempre a Alix- como en el carácter del personaje, recto, casi ejemplar.
Titus y Kefrén, es decir el hijo de Alix y de un Enak al que se da por desaparecido, adquieren protagonismo obligando a que la trama tome dos caminos, reservando el otro para Alix. Nuestro héroe en este álbum resuelve un extraño crimen, primero de una cadena de magnicidios que amenaza con desbaratar la cúpula de poder recién presidida por el Emperador Augusto.
Además se relaciona Alix Senator con la serie madre al tomar bastantes puntos en común y sobre todo un pequeño suceso del álbum "La tumba estrusca", de manera que el nuevo devenir no chirría en ningún momento, ni parece forzado, más bien una consecuencia natural (a diferencia, a todo esto, de algunos álbumes de los años 90, que de forma demasiado evidente trufaban de referencias al pasado y apariciones -como las de Arbaces- para congraciarse con los seguidores de Alix).
El guión es de Valérie Magin, de la que podemos encontrar en España sus colaboraciones con Aleksa Gajic -"El azote de los dioses" (Devir) y "Crónicas de la Era Galáctica: La ira de los dioses" (Planeta)-, con el dibujante alicantino Francisco Ruizgé -Luxley (001 Ediciones)- y con el propio Thierry Démarez, con el que luego formaría tándem en Alix Senator y del que Planeta publicó en castellano "Crónicas de la Era Galáctica: El último troyano".
Repasando la carrera de Thierry Démarez (La Geste des Chevaliers Dragons, Marie des Dragons) se intuye que en la elección del equipo creativo de Alix Senator hay un trabajo que ha sido decisivo para que se les confiase ese encargo: "El último troyano", híbrido del género de anticipación con el Mundo Antiguo. (véase imagen inferior).
Pese a que ese trabajo conjunto entre Démarez y Magin tiene mucho de enfoque libérrimo, huelga decir que "Las águilas de sangre" mantiene la reconstrucción de la época como uno de los alicientes. A decir verdad, el paso por el mercado o por algunas callejas aporta un aroma mediterráneo novedoso, consecuencia en parte de la búsqueda de la tridimensionalidad del dibujo, hiperrealista hasta decir basta. Y es este uno de los elementos más llamativos de la nueva serie, ya que se aleja gráficamente del magisterio de Martin y de los patrones de la escuela francobelga.
El estilo hiperrealista goza de muy mala prensa. Lo fotográfico se ha entendido como una falta de personalidad, de habilidad para imprimir el carácter del artista. Personalmente, aunque me hayan deslumbrado más otro tipo de dibujantes, nunca he dejado de apreciar a autores como Corben por su aplicación del color y su búsqueda de la tridimensionalidad, o he dejado de admirar las trabajadas viñetas de Vicente Segrelles. Llevo décadas sin decidirme si me gusta o no el trabajo del inglés Don Lawrence (El imperio de Trigan, Storm), pero cada vez valoro más el legado de la revista Eagle, de su marchamo tridimensional y de dibujantes como Frank Bellamy o Frank Hampson. De hecho, este nuevo Alix Senator por grafismo remite más a la escuela británica de Eagle que a la de revista Tintin, donde nació el héroe galo-romano: podría haber rivalizado con la serie Heros the Spartan de Frank Bellamy, aparecida en la revista Eagle (imagen inferior, princhar para ampliar).
Es algo relativo, obviamente, pues Bellamy escora en muchas planchas hace un uso más expresionista de la paleta de colores, mientras que Alix Senator es más realista: el dibujo es más ajeno a la escuela francobelga, pero no así la gama de colores. Como reseña el blog Masbd: "Se puede apreciar que el trazo en negro es mínimo, apenas para perfilar. (...) Se utilizan una serie de sombras y brillos para dar volumen y dimensiones a las caras, de hecho, los rostros son de una expresión vivísima, casi reales." En efecto, en el acabado pesa en gran medida la aplicación del color. (Imágenes inferiores, pinchar para ampliar)
Sopesando la obra en su conjunto, estamos ante una operación conceptual brillante, alejada de la obra de Jacques Martin en lo gráfico, en la letra, pero fiel al espíritu, y que ya desde su alumbramiento emana una gran idiosincrasia, una ejecución impecable y un guión vibrante, con lances inspiradísimos, en lo que se intuye el principio de un arco dramático llamado a perdurar.
Enlaces:
Reseña de Las águilas de sangre en el blog MasBD
Cuando Alix se hizo mayor en EiTB
Heros the Spartan en Deskartes Mil
También en Mis Cómics y más:
Hola, Coronel.
ResponderEliminarPues la verdad es que suelo insertar muchas citas en los textos. En el caso de las entradas para el blog no tanto pues se suple con llamadas o links a otros blogs (en esto es modélico http://rescepto.wordpress.com/ sobre literatura fantástica).
Pero muchas veces aunque sea en el blog también pongo citas (de hecho la próxima entrada que suba, que ya tengo escrita, incluye otra cita). En esta reseña creo la cita a tu texto era muy apropiada dada la precisión con la que describías el dibujo de Démarez.
Un álbum interesantísimo, que da mucho juego, por cierto.
Saludos.