Netcom 2 ha lanzado el primer tomo de Ella Mahé, la miniserie de cuatro capítulos con guión de Jean-Francoise Charles y Maryse y con dibujo del propio Charles y cuatro dibujantes más.
Esta obra me lamó la atención desde la publicación del primer tomo en francés. El mundo de la egiptología siempre me ha resultado muy atractivo, desde que a mis 15 años leí "El misterio de la gran pirámide", de Edgar P. Jacobs. El siguiente paso fue la visita obligada al templo egipcio de Debod en Madrid, regalo del Gobierno de Egipto por haber colaborado en las obras de la presa de Assuan, y, años después, un viaje a Egipto con crucero por el Nilo incluido.
La idea de narrar una historia con episodios que se desarrollan en distintas épocas de la Historia, siempre alrededor de un asunto común a todas ellas, me parecía también una idea muy interesante. A ello hay que añadir la presencia de dibujantes como André Taymans y Francis Carin, que era para mí un aliciente añadido.
Pues bien, una vez leído el primer tomo, puedo decir que el comic responde a las expectativas que tenía, además de aportarme otras cosas que no esperaba. Entre ellas, el dibujo de Charles, que describe de forma romántica los bellos escenarios egipcios qure jalonan la historia, y resulta brillante a la hora de representar y dar carácter a la protagonista, Ella Mahé, la joven arqueóloga de los ojos heterocromos, que por momentos parece salirse del papel, tal es la expresividad que Charles consigue darle, para mi gusto.

A lo largo de la serie se utiliza el recurso, muy acertado en mi opinión, de encargar a un dibujante diferente cada una de las historias que se desarrollan en distintas épocas y que, a modo de flashback, van ofreciendo diferentes ángulos de la trama principal, vinculada a una princesa de la antigüedad egipcia de la cual (¿quizá?) desciende Ella Mahé, mientras que la parte de cada tomo que transcurre en la actualidad está dibujada por Charles y es la que confiere continuidad al conjunto. Se produce un efecto parecido al que aparece en algunas películas, como El mago de Oz, en las que, por ejemplo, una parte está en blanco y negro otra en color.
Este primer tomo, además de presentarnos la trama actual, en la que Ella conoce al arqueólogo Thomas Reilly, narra la historia de Henry Reilly, abuelo del anterior, cuya vida gira alrededor del sueño egipcio, con una tumba en el Valle de los Reyes como centro de sus obsesiones.
El dibujo corre a cargo de
André Taymans (de cuya obra
Caroline Baldwin y su trabajo en la serie
Lefranc hablamos por aquí ya en los inicios del blog), cuyo trazo me parece ideal para transportarnos a la época del descubrimiento de la tumba de Tutankamon por
Lord Carnavon y
Howard Carter. Leyendo estas páginas, me ha venido inevitablemente a la cabeza el mini-comic que realizó
Edgar P. Jacobs sobre ese momento histórico. (Abajo muestro en paralelo la escena del hallazgo en ambas historietas). Aunque en este caso, el descubrimiento de Carter no es el tema principal de la historia, sino que se toca lateralmente.
Asistimos a la maldición que parece perseguir a quienes estuvieron involucrados en el descubrimiento, que nos hace recordar la primera plancha de "Las 7 bolas de cristal" a quienes supimos por primera vez de aquella extraña sucesión de desgracias por boca de aquel personaje secundario bigotudo y fumador en pipa, en el álbum de Hergé.
A lo largo de estas páginas he revisitado varios de los lugares de mi viaje a Egipto: Edfú, Kom-Ombo. Luxor, Karnak...
En el segundo tomo, que narra la historia del ingeniero
Labadie durante la construcción del
canal de Suez, con dibujos de
Carin, Ella llega a trabajar al
museo de El Cairo, donde,como comentaba hace poco mi amigo
Olrik, J.F. Charles dibuja a un figurante que parece ser el profesor
Mortimer revisitando el museo, aún con el dolor en la cabeza por el fuerte porrazo que le propinó su eterno enemigo...