Con el nº 2 ya entre las manos, se me acumula el trabajo, debido a mi falta de tiempo, y ahora paso a comentar el nº 1 de la colección de Integrales de
Gil Jourdan (
Gil Pupila) que está editando
Planeta DeAgostini, reproduciendo

fielmente los originales de
DUPUIS, de los que hasta la fecha sólo han salido dos. Según ha manifestado Planeta, se prevé editar en total
cuatro integrales, imagino que poco después de que vayan apareciendo las ediciones correspondientes en francés.
Gil Jourdan fue para mí uno de los grandes ausentes de kioscos y librerías durante la época de mi infancia y adolescencia, en la que se forjó mi pasión por el cómic franco-belga. En la revista Spirou ardilla no tuvo cabida, y entre los títulos publicados de mis álbumes de Argos tampoco había rastro del detective de la pajarita. Aún así, por azarosas razones me hice en esa época con un par de historietas de Félix en francés y una de Marc Jaguar, lo que bastó para despertar mi afición por Tillieux e incluso para que me influyera mucho cuando estaba definiendo mi estilo de dibujo. Al conocer ya de mayor, muchos años después, las aventuras de Gil Pupila en las ediciones de Casals, me gustaron y deseé haberlas disfrutado cuando tenía doce o trece años... Ahora llega a nosotros esta dignísima edición en tomos que recopilan cuatro aventuras largas cada uno, en la que encontramos detalles como el hecho de recuperar portadas,contraportadas y colores originales. Se nos ofrecen también interesantes extras como la estupenda "Introducción con una rueda pinchada" que aparece en este primer tomo, escrita por José-Louis Bocquet, a la que me iré refiriendo en más de una ocasión. Este artículo relata aspectos de la vida de Tillieux, sus inicios, influencias, problemas con la censura, etc., a la vez que cuenta detalles y anécdotas de la creación de las cuatro aventuras que contiene el integral. Se ilustra con bocetos y otros dibujos de Tillieux. Es interesante conocer cosas como el "reciclaje" del autor, que aprovechó ideas de su serie anterior "Félix" para Gil Jourdan, o los primeros esbozos del personaje, en los que era moreno, parecía más joven y tenía un nombre latino.
La fuga de Libélula/arte y popaína
La serie arrancó con un díptico acerca del tráfico de estupefacientes, en cuya primera página ya aparecen los tres personajes que serán los pilares de toda la serie: el detective Gil Pupila, el delincuente Libélula, que ya en el primer álbum pasa a estar del lado de la ley, y el inspector de policía Corrusco. Ya desde esta aventura, Tillieux tuvo problemas con la censura, pero al final logró sacarla adelante. Se relata aquí una anécdota que me parece divertida y digna de Berlanga: tras examinar esta historia, los censores le espetaron al autor: "no se puede poner la palabra 'popaína 'en una historieta, ya que es un estupefaciente". Maurice tuvo que recordarles que la popaína no existía, y que la había inventado él para la ocasión(precisamente para no tener problemas con la censura).
En esta primera historia, el estilo del artista, que se empezó a definir con Félix en la etapa de Heröic albums, ya está consolidado, con esa mezcla entre la influencia de Hergé y la de Franquin, esta última en parte impuesta por Charles Dupuis, el editor para el que trabajaba. ("mis personajes eran semirrealistas, y respetaban las proporciones, pero me obligaron a reducirlos y a trabajarlos en el estilo de la caricatura, como hacía Franquin". La tendencia hacia las cabezas grandes, hombros estrechos y piernas de palo caracteristicas de Franquin llegó, creo, a su punto máximo en "El infierno de Xique-Xique"(el primero del tomo 2), para después llegar más o menos a un equilibrio, a un punto algo más cercano al punto de partida. Muestro a lo largo de esta reseña unas pocas viñetas de las historietas contenidas en este tomo 1, que hablan por sí solas del talento de Tillieux para el dibujo, su eficacia, capacidad de síntesis, soltura y capacidad para la composición.
Se muestra ya en esta primera historia el carácter de
Libélula, espontáneo y dado al chiste de palabras fácil, y el estrafalario inspector
Corrusco. Este último me recuerda a
Hernández y Fernández, no sólo físicamente (atavío negro, sombrero,bastón, rimbombante bigote), sino sobre todo por el hecho de que es un policía muy serio, digno y seguro de sí, que involuntariamente hace el ridículo sin parar.La secretaria y chica para todo
Cerecita es el otro secundario imprescindible. Su intolerancia a los chistes de Libélula da lugar a situaciones bastante graciosas.

Como ocurrirá en general en la serie, la temática de esta historia es esencialmente policíaca, pero tiene una presencia muy importante en ella el humor. Este último aspecto vincula a Pupila con Spirou y Fantasio y otros comics de la época que aparecían en la revista Spirou. También encontramos elementos que recuerdan a Tintín. Me parece tintinesca, por ejemplo, la idea de que una mansión habitada por un individuo que parece respetable, en este caso un coleccionista de arte que suele mostrar al público sus obras, sea la tapadera de un negocio mucho más turbio (véase el doctor Müller de "La Isla Negra"). También veo cercana al mundo tintiniano la idea de camuflar la droga entre las reproducciones de obras de arte, o el plan de Pupila y Libélula para introducirse en la inexpugnable mansión del villano disfrazados, suplantando las personalidades del pintor griego Opbap Osapip (al revés, Pablo Pipaso) y el armador Papaucektamimonos. Nada más lejos de la ética del periodista de Hergé , sin embargo, la maniobra heterodoxa de Pupila y los suyos, que secuestran a los vergadaderos griegos, que no tenían culpa de nada, para ocupar su lugar.Y es que Pupila no se puede definir exactamente como un héroe, en mi opinión, sino ante todo como un profesional de la investigación.
El paso del ahogado
La idea de partida de esta historia tiene mucha fuerza: una isla que se une con tierra firme por una carretera, la cual al subir la marea queda sumergida, y ¡Ay del que le pille en el coche en ese momento! las mareas le arrastrarán y difícilmente sobrevivirá. Eso es lo que, al menos aparentemente, le sucedió a la víctima de esta intriga, cuyo sobrino contrata a Gil Pupila

para esclarecer los hechos. Por la introducción del integral nos enteramos de que esta idea está basada en un lugar real (la isla de
Nourmouitier), donde se rodó la película
Brujería o maleficio de
Henri Decoin, que presenta similitudes con el comic. (al parecer puramente casuales). El Dauphine rojo de Pupila perece al final de la historia, y es susittuido por otro amarillo (cada coche es retratado con mimo,casi como un personaje más de la historia).
Los barcos del crepúsculo
Como bien dice Boucquet en la introducción, en esta historia se mezcla un elemento fantástico, que me recuerda a
Spirou y Fantasio,como es un suero con su origen en los saltamontes que permite al "malo" de la historia escapar de la cárcel dando grandes saltos, dignos de
Benoit Brisefer, con una sórdida intriga de puro cine negro, como es una estafa a una compañía de seguros perpetrada por gente sin el más mínimo escrúpulo. A destacar la escena final en el puerto, con un acertadísimo empleo de las sombras, con grand

es masas negras que sin embargo casan muy bien con el color.La escena del accidente es también memorable y otra muestra de la buena mano de Tillieux para dibujar coches.
Próximamente: el integral 2 (1960-1963)