Ya bien entrada la década de los 80, Jacques Martin había consagrado más de treinta años de carrera profesional a Alix.
Como es sabido, casi se dedicó de pleno a este personaje, pues el éxito de Lefranc, con "La gran amenaza", no le robaría tanto tiempo al confiar el dibujo de la serie a Gilles Chaillet a partir de "Las puertas del infierno".
En su lugar, se concentró en su más célebre creación y en los años 70 ofreció álbumes que cimentaron el prestigio de Alix, como "Iorix el grande" o "El hijo de Espartaco".
Cinco álbumes vieron la luz en los años 80. El primero, "El niño griego", en 1981, y el último, en 1988, "El caballo de Troya". Tendríamos que esperar hasta 1996, con ¡Oh, Alejandría!, para que que se retomasen las aventuras del héroe galo-romano y ya con la participación de Rafael Morales.
Tanto "El niño griego" como "El caballo de Troya" fueron muestras de la capacidad de Jacques Martin para hacernos viajar a la Antigua Grecia prácticamente como no se había visto con anterioridad. Una vez más Jacques Martin conseguía trasladarnos a otra época. A este respecto rescatamos las palabras de Antonio Altarriba procedentes del epílogo de "El arte de volar" (Ponent): "Tanto en escritos teóricos como en guiones he defendido el potencial narrativo de un medio culturalmente denigrado. Su carácter mixto, combinando los valores plásticos y los literarios, barajando la expresividad gráfica con el dialogismo teatral, integrando espacio de la figuración y el tiempo de la narración en agrupaciones secuenciales muy distintas a las de otros medios audiovisuales, hace del cómic un vehículo idóneo para todo tipo de relatos. De entrada, su utilización de la imagen le provee de una gran capacidad representativa, en el sentido etimológico de hacer presente. Las viñetas pueden reconstruir con fidelidad escenarios, indumentarias, objetos, situaciones... Acudiendo a la documentación adecuada, los espacios del pasado surgen con un realismo muy veraz".
Ese es uno de los puntos fuertes de Alix sino el elemento distintivo de la serie: hacer presente una época. Ante nuestros ojos, en "El niño griego" veíamos la Acrópolis ateniense, el teatro de Dionisos, la Grecia que formaba parte de la Roma de aquel entonces. En "El caballo de Troya" llegamos a las murallas de Troya pasando por el puerto de Delos. Además, la descripción de la sociedad griega daba fe de una fascinación que, en la obra de Martin, tan sólo se podía equiparar con la que le producía Egipto.
De hecho, Egipto y Grecia acabaron teniendo sus propias serie: Kéos en 1992 y dos años antes Orión, nacidas ambas en el intervalo de ocho años que hubo entre "El caballo de Troya" y ¡Oh, Alejandría!
"El lago sagrado"
"El lago sagrado", primer jalón de la serie Orión, es de lectura obligada para los fans de Jacques Martin.
En cierto modo, se trata de una obra extraña. Presenta la Atenas de Pericles con toda su idiosincrasia, pero al ser un mundo cercano al de Alix recuerda poderosamente a esa serie; es, por momentos, una especie de Alix sin Alix.
Jacques Martin se revela en este álbum en su faceta manierista, casi como le ocurrió a Alex Raymond en la postrer etapa del Flash Gordon, lo que en cierto modo indica la madurez como artista. El dibujo ha alcanzado tal nivel de virtuosismo que el lector casi percibe como Martin se recrea en su técnica, dando la impresión de que a veces cae en poses y posturas estatuarias, menos dinámicas de lo acostumbrado. Exhibe un trazo limpio y seguro al servicio de un decoupage más clásico que nunca, sereno, sin apenas rupturas, donde abundan tres filas de amplias viñetas para ocupar una página. (Véase siguiente página, pinchar para ampliar).
En suma: en el lector acostumbrado a Alix, entre el dibujo de Martin y la ambientación tan próxima a la serie estrella del autor, se produce una especie de extrañamiento.
Esta sensación la afianzan elementos relacionados con la sociedad que se reconstruye, debido a las diferencias entre Grecia y Roma. Llama la atención la crudeza de algunas costumbres, en un grado de crueldad inaudito en la serie Alix (si acaso había asomado en algún pasaje, como en "Vercingetórix", por ejemplo), por lo que se podría deducir que Orión eleva el target y la edad del lector al que está dirigida esta aventura.
Martin no pierde ocasión en este primer álbum de visitar las dos sociedades helenas más renombradas en la actualidad: arranca con la llegada de Orión a Atenas para luego protagonizar una incursión en Esparta en calidad de espía. De este modo, se describen algunos de sus aspectos característicos, como la disciplina castrense o la esclavitud, generalizada por aquella época.
"El río Estigia"
Segundo álbum del personaje, "El río Estigia" no pudo ser concluido por Jacques Martin debido a problemas de visión, por lo que las últimas quince páginas fueron finalizadas con ayuda de Christophe Simon.
El álbum, espléndidamente dibujado en la línea manierista del anterior, introduce elementos fantásticos en la serie, los hombres-león, mitología deudora de los viajes de Herodoto. Ese elemento fantástico, que no llega a ser tan exacerbado como aquellas narraciones que -retomando el estilo de Homero y otros clásicos- introducen a los dioses como personajes, supone toda una novedad, no siempre bienvenida por los lectores de Martin que lo asocian a Alix, serie donde quizá un argumento de esta índole estaría prácticamente vedado. Sin embargo, el autor parece encontrarse a sus anchas y reproduce la extraña sociedad de hombres-león hasta el punto de preservar, tras un combate de proporciones trágicas, a uno de esos extraños seres como compañero de Orión en la próxima aventura.
El carácter de Orión, víctima de traiciones de todo tipo, se va definiendo. Noble y decidido, no llega a la generosidad y arrojo de un Alix, quizá porque la visión que tiene Martin del mundo heleno y de los personajes que lo pueblan es más desencantada que la de Roma, donde la admiración del autor suele quedar patente.
La serie, publicada en castellano por Netcom2, sería continuada por los álbumes "El faraón" y "Los oráculos", de los que hablaremos en una próxima entrada.
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Hola,
ResponderEliminarEstoy buscando un cómic que vi hace tiempo en una librería, y no recuerdo ni el título, ni el autor. En las páginas que pude ojear se mostraban unas escenas que debían datar del siglo IV, y en ellas se mostraba como los que movían los hilos del poder entraban en contacto con un líder cristiano (¿sucesor de Pedro?). ¿Conoceis este cómic? Un saludo
Gracias, Pablo. Intersantísimo recorrido por Orion.
ResponderEliminarJ.Oliver-Bonjoch, siento no poder ayudarte; no me suena.
ResponderEliminarGracias, José Luis.
ResponderEliminarExcelente atículo, Pablo. Orión es un personaje de Martin que me atrae mucho, en cuanto me ponga al día con los Alix atrasados seguro que él será el siguiente.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias por tus palabras, Gelito. Desde luego Orión es una serie a seguir para el fan de Alix.
ResponderEliminarA mí personalmente me gusta mucho Lefranc, aunque si lo analizamos de forma racional no tendría tanta base como un Álix, pero me divierte mucho. Algún álbum flojea pero es que me gustan todos... es muy eurothriller, así que tiene mi corazón ganado.
Oliver, quizás el album que viste sea de la serie "El triángulo secreto" son muchos albumes y la mayoría están ahora saldados por Glenat.
ResponderEliminarExcelente artículo Pablo. Enhorabuena a tí también ;-)
ResponderEliminarhttp://masbd.wordpress.com/2012/08/30/jacques-martin-ha-vuelto/#comments
ResponderEliminarGracias, Coronel. Y de paso por poner el enlace a tu artículo, que pensaba enlazar cuando comente "Los oráculos".
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