Terminado nuestro recorrido por el quiosco europeo, y antes de extraer algunas conclusiones, una relación de las entregas que lo han compuesto:
QUIOSCO EUROPEO
España
Francia
IV Revistas de Ensayo: dBD y Zoo
Reino Unido
Más quiosco británico: Juez Dredd y The Dandy
Alemania
Italia
Antes que nada, recomendar al lector interesado en el tema los volúmenes 7, 8 y 9 de la enciclopedia "Del tebeo al manga: una historia de los cómics" (Panini), que tratan respectivamente el tebeo de género, las revistas de humor y las revistas de aventuras y cómic para adultos, centrado en la producción europea. En su páginas se abordan tradiciones del quiosco que no hemos mencionado, como Portugal y Holanda, aparte, claro está, de una documentada e impagable historia del cómic, que abarca desde las primeras publicaciones hasta la rabiosa actualidad, pasando por épocas de gloria y cabeceras como Pilote, Pulgarcito, Pif, Beano, Corriere dei Piccoli, etc. En una época en la que las enciclopedias están prácticamente desaparecidas representa todo un lujo. El propio Steve Holland, crítico que colaboró en el volumen 7, se lamentaba en su blog de que no hubiese nada parecido en inglés ("Such a shame that a similar series is unlikely to ever appear in the UK").
Hay editados en inglés, eso sí, ensayos más concretos pero se echa en falta una historia general de los cómics. Precisamente este agosto ha visto la luz "The Art and History of The Dandy" (Waverley Books), de Morris Heggie, que casi suena a epitafio de un semanario de cómics infantil que, si nada lo remedia, tiene los días contados.
Hace poco más de un mes, cuando se anunció el cierre de The Dandy, la noticia fue cubierta por la prensa británica. Surgieron, cómo no, voces que intentaban explicar su desaparición. Las razones que esgrimieron eran extrapolables al conjunto de los cómics infantiles, vengan del país que vengan: algunos decían que si en su niñez la revista costaba muy poco y que ahora era demasiado cara (alucinante, el precio es de only 1,50 libra esterlina), que si la calidad es muy inferior a la del periodo clásico, que los tiempos han cambiado y los niños ya no leen y mucho menos tebeos, y que, ay, que a los niños lo que les gusta es la play y no pasar páginas...
Todos estos argumentos resultan muy familiares. Y puede que no vayan del todo desencaminados. De hecho, me comentó Juan Manuel Rodríguez, traductor de "El vuelo del Spirit", que sospechaba que las ventas de cómics en España cayeron en picado cuando salió al mercado el Spectrum.
Sí, los tiempos han cambiado, no se puede negar, y ya no volverán las tiradas de un millón de ejemplares que alcanzaron algunas revistas europeas en los años 50 ó 60. La edad de oro de los cómics, como la del cine, ya pasó, desde el momento en que nacen otros medios de ocio con los que competir y se pierde el puesto hegemónico. Ahora bien, tampoco tiene porque significar su completa desaparición. En Italia las tiradas son elevadas y en Francia la situación es mucho peor que décadas atrás -tanto en las revistas de gran tirada y a todo color, como en los petit format que desaparecieron con el nuevo siglo (alguna fuente asegura que todavía se publica alguno, pero sería prácticamente inencontrable)-. Aún así, en Francia el quiosco mantiene una oferta que abarca todas las edades: infantil, juvenil, adulto, humor... ¡es que hasta tienen una revista de ensayo que llega a los quioscos!
Ajá, y también a Francia y a Italia llegó el Spectrum, la Nintendo y la Play. Ergo... el lamentable estado de los cómics en el quiosco español tiene un factor común, ligado a la época, pero otro específico, propio de nuestra cultura y que lo coloca en peor posición que otros países europeos.
Y a todo esto... ¿realmente importa que lleguen los cómics a los quioscos?
Las primeras lecturas
Hagamos memoria: los quioscos fueron durante décadas el lugar de venta habitual de los tebeos, primero como suplementos de la prensa y luego como semanarios o revistas específicas. Debido a la extensa red de distribución que representaban los quioscos, se aseguraba que llegase a una amplia capa de la población.
El acceso a los tebeos era fácil y se convirtió en masivo, considerado como medio idóneo para que los niños se iniciasen en la lectura. Al perderse esa consideración, a fuer de insistir que también pueden ser consumidos por adultos, va menguando la incorporación de nuevos lectores y se condena al cómic a la extinción.
En el momento que los tebeos se alejaron del quiosco, con el cierre paulatino de revistas, se cobijaron en las librerías especializadas, se perdió visibilidad y por tanto lectores. En España hemos destruido muchas vías para esos jóvenes lectores: desde la revista infantil a los fenecidos suplementos de prensa, que aseguraban un primer contacto con los tebeos que puede ser crucial para que continúe con más lecturas. (O que puede fraguar vocaciones, véase la siguiente imagen, pinchar para ampliar, donde José Luis Munuera descubre la importancia que tuvo en su vida el desaparecido y llorado El pequeño País).
(Imagen procedente de la revista Spirou 3678 , de 8 octubre 2008).
¿En España es irreversible la situación actual? La distribución en quioscos de mangas como Naruto o Death Note apunta que existe un margen de maniobra. Evidentemente, hay una vía que debería retomar Disney España, que no es otra que la publicación de una revista de tebeos. Revistas que tuvieron aquí precedentes como Don Miki, y que en el resto de Europa funcionan a las mil maravillas desde hace décadas: Topolino en Italia y Micky Maus Magazine en Alemania, mientras que en Francia tenemos Le Journal de Mickey (que anuncia en su último número 32 pages de BD), así como una larga lista de sucedáneos: Picsou, SuperPicsou Géant, Mickey Parade Géant.
Luego están las cabeceras femeninas, como Disney Princesse, capitaneadas por una franquicia Disney made in Italy, la revista Witch. Un tipo de publicaciones cuya salud habría que cuidar por la cantidad de lectores que aporta: es obvio que este tipo de revistas, o esas adaptaciones en viñetas de películas Disney o Pixar que se venden con el periódico, hacen más por la difusión del medio que un cómic de tirada limitada, por excelente que sea.
Reconstruir los cimientos
Habrá quien echará en falta publicaciones de cómics más adultas en los quioscos (y no faltan razones para añorar aquellas revistas de los años 80).
Pero hoy por hoy es del todo imposible sin haber consolidado el sector infantil. Es tal el grado de destrucción al que se ha llegado en este sector que estamos casi en un año 0 para los tebeos en los quioscos. Hay muchas iniciativas que recuperar, y una excepción, claro.
Cavall Fort, que ya va por su número 1024 y que nació en 1961, se mantiene básicamente de suscripciones pero llega a algunos quioscos y su más de 50 años de trayectoria demuestran que cuando los tebeos se entienden como un medio de interés en la formación de los niños, en este caso por su difusión de la lengua catalana, tiene la pervivencia asegurada. Tradicional puerta de entrada de la historieta francobelga en nuestro país, y con algunas series señeras dentro de la línea clara catalana, como Massagran, la suscripción a esta revista es un magnífico regalo para niños catalanoparlantes.
Hay otras revistas en la misma línea, como la valenciana Camacuc, pero según creo sólo se adquiere por suscripción. También sería deseable que los diarios volviesen a publicar suplementos infantiles, pues era uno de los alicientes y suponía un contacto con futuros lectores (tanto de tebeos como del propio diario).
Los cómics en prensa se dan casi por extinguidos en España. Sin embargo es un campo interesantísimo, preñado de posibilidades. Valga como ejemplo Memorias de un hombre en pijama, de Paco Roca, que surgió como cómic para el periódico Las provincias.
Cierto que hay revistas, cuyo medio natural antes eran los quioscos, que subsisten de otra forma. Una de las iniciativas actuales de mayor interés, The Phoenix, se vende en unas cuantas librerías especializadas de Dublín y del Reino Unido. Y en Alemania Die Sprechblase tampoco debe contar con una distribución generalizada, a diferencia de Micky Maus magazine, pero es obvio que la presencia de los tebeos en los quioscos nutre de nuevos lectores al medio, y que en nuestro país pese a que no tiene la importancia de antaño nunca habría que darlo por perdido.
Pero Don Miki cerró y el relevo de Editorial Abril tampoco funcionó ¿Quién es el valiente que se atreve a editar una revista Disney sólo de comics?
ResponderEliminarNo tiene porque ser una revista sólo de tebeos. En Le journal de Mickey ocupan poco más de la mitad (sumario de este mes en http://www.journaldemickey.com/Le-journal-de-mickey/Le-numero-de-la-semaine/Journal-de-Mickey-n-3145-du-26-septembre-au-2-octobre-2012).
EliminarPero si alguien lo tiene un poco más fácil es Disney, con su canal de televisión para promocionar la publicación y con personajes que conocen todos los críos.
A mí lo que más me ha llamado la atención en los últimos años ha sido la aparición de L’Immanquable. He podido ojear con detenimiento no hace mucho un número (precisamente el que corresponde a la portada que mostráis como ejemplo) y me parece muy interesante, lo más parecido a las revistas mencionadas de los 80. Incluso estoy pensando en subscribirme.
ResponderEliminarCoincido plenamente, Chesus.
ResponderEliminarL'Immanquable sale pero que muy bien de precio y de hecho no faltan cartas a la revista de lectores extranjeros, de Alemania, por ejemplo, que pueden estar al día de lo que se cuece en BD por precio módico y de paso practican el idioma (de Molière).