En muchas ocasiones se ha homenajeado en este blog a la desaparecida revista CAIRO, publicada por Norma durante la década de los ochenta, y cuya influencia se ha dejado notar en gran número de entradas. Gracias a la cita mensual con el inicialmente llamado “el neotebeo”, muchos aprendimos lo que era la “línea clara”, de la que éramos admiradores aún antes de conocer su denominación. Allí conocimos o redescubrimos a gente como Franquin, Jacobs, Tardi, Floc´h, Rivière, Chaland, Daniel Torres, Sento, Mique Beltrán, Pere Joan y tantos otros. En mi caso particular, siempre estaré sentimentalmente en deuda con dos de los estandartes de dicha publicación: Joan Navarro, director de la misma durante sus treinta primeros números (para mí los mejores) y Ramón de España, ya glosado en una entrada anterior en su faceta de guionista de cómics.
Mi comentario se va a centrar en esta ocasión en una obra menor del maravilloso catálogo de CAIRO, aunque con un gran poder evocativo. Se trata de “La red Madú” (“Le réseau Madou”) con dibujos de Alain Goffin y guión del omnipresente François Rivière. En realidad, esta entrada debiera haberse titulado Thierry Laudacieux, que es el nombre del personaje principal de esta serie, de la que existe un segundo episodio titulado “La mine de l´étoile”. Sin embargo, he preferido utilizar el título de la única aventura publicada en España, para facilitar su localización por los aficionados patrios al cómic franco-belga.
“La red Madú” (1982, Casterman) apareció publicada por entregas en CAIRO y luego en forma de álbum editado por Norma Cómics, bajo el sello Las aventuras de Cairo. El argumento desarrolla una intriga de espionaje ambientada en la Bruselas de los días previos a la Navidad de 1938, cuyo protagonista es un adolescente, Thierry Laudacieux o Terry Elaudaz (conforme a la literal, aunque horrorosa traducción española). Se trata de un personaje que homenajea tanto a Tintin, como a su creador Hergé: boy scout, belga, con tupé y pantalones cortos, aficionado a los cómics, especialmente los de unos personajes llamados “Nick y Rudy”, creados por Eddy Morgan, uno de los miembros de la red de espionaje que da título al álbum. Aunque la historia se lee con interés, hay que reiterar, una vez más, que los guiones de Rivière no son muy esmerados, siendo más destacable su aspecto evocador de mundos ficticios que la trama en sí.
El dibujo es responsabilidad de Alain Goffin (Ixelles, Bélgica, 1956) alumno del Instituto Saint Luc de Bruselas, cuya primera publicación, “Panique aux P.T.T.” apareció en la revista “À suivre” en 1978. Salvo sus colaboraciones con Rivière a principios de los ochenta, lamentablemente desconozco casi toda su obra posterior.
Sin duda, uno de los detalles que más llaman la atención de Goffin es su particular forma de dibujar las caras, ya que, en muchas ocasiones parecen incompletas, faltándoles la boca. También destaca su limpio diseño de interiores y el especial cuidado con el que aparecen detallados los distintos objetos decorativos que aparecen en sus viñetas (radios, máquinas de discos). Particularmente me encanta la casa que aparece en la portada del álbum.
Respecto a François Rivière ya hemos comentado en otras ocasiones su gusto por los homenajes a sus “mundos” favoritos. A tal efecto, transcribiré unas palabras de Ramón de España en un artículo titulado “La herencia de Hergé” dentro del especial de CAIRO aparecido tras la muerte del creador de Tintin y, en donde, además, aparece una corta aventura de Thierry Laudacieux: “Rivière no hace exactamente guiones de cómic. Yo diría que hace literatura sobre el cómic, y que lo hace bien. Pero sus obras son historias basadas en historias anteriores, no en la realidad. “La red Madú” pasa en Bruselas porque Hergé y Jacobs eran bruselenses, no porque esa ciudad de comedores de patatas fritas tenga el menor glamour. El glamour, estaba en El Cairo o en un brumoso Londres. El Londres de Rivière es el de Jacobs, no el auténtico. Ahora que, ¿existe Rivière o es un personaje de Jacobs?”.
Como ya dijimos anteriormente, existe otro álbun protagonizado por Terry Elaudaz que no ha visto la luz en nuestro país y que se llama “La mine de l´étoile” (1984, Casterman), cuyo escenario parece ser el Congo belga durante los años treinta y que no he tenido ocasión de leer. No obstante, según la plancha que se acompaña, ¿a quién recuerda el personaje que aparece como primo de Thierry?
Mi comentario se va a centrar en esta ocasión en una obra menor del maravilloso catálogo de CAIRO, aunque con un gran poder evocativo. Se trata de “La red Madú” (“Le réseau Madou”) con dibujos de Alain Goffin y guión del omnipresente François Rivière. En realidad, esta entrada debiera haberse titulado Thierry Laudacieux, que es el nombre del personaje principal de esta serie, de la que existe un segundo episodio titulado “La mine de l´étoile”. Sin embargo, he preferido utilizar el título de la única aventura publicada en España, para facilitar su localización por los aficionados patrios al cómic franco-belga.
“La red Madú” (1982, Casterman) apareció publicada por entregas en CAIRO y luego en forma de álbum editado por Norma Cómics, bajo el sello Las aventuras de Cairo. El argumento desarrolla una intriga de espionaje ambientada en la Bruselas de los días previos a la Navidad de 1938, cuyo protagonista es un adolescente, Thierry Laudacieux o Terry Elaudaz (conforme a la literal, aunque horrorosa traducción española). Se trata de un personaje que homenajea tanto a Tintin, como a su creador Hergé: boy scout, belga, con tupé y pantalones cortos, aficionado a los cómics, especialmente los de unos personajes llamados “Nick y Rudy”, creados por Eddy Morgan, uno de los miembros de la red de espionaje que da título al álbum. Aunque la historia se lee con interés, hay que reiterar, una vez más, que los guiones de Rivière no son muy esmerados, siendo más destacable su aspecto evocador de mundos ficticios que la trama en sí.
El dibujo es responsabilidad de Alain Goffin (Ixelles, Bélgica, 1956) alumno del Instituto Saint Luc de Bruselas, cuya primera publicación, “Panique aux P.T.T.” apareció en la revista “À suivre” en 1978. Salvo sus colaboraciones con Rivière a principios de los ochenta, lamentablemente desconozco casi toda su obra posterior.
Sin duda, uno de los detalles que más llaman la atención de Goffin es su particular forma de dibujar las caras, ya que, en muchas ocasiones parecen incompletas, faltándoles la boca. También destaca su limpio diseño de interiores y el especial cuidado con el que aparecen detallados los distintos objetos decorativos que aparecen en sus viñetas (radios, máquinas de discos). Particularmente me encanta la casa que aparece en la portada del álbum.
Respecto a François Rivière ya hemos comentado en otras ocasiones su gusto por los homenajes a sus “mundos” favoritos. A tal efecto, transcribiré unas palabras de Ramón de España en un artículo titulado “La herencia de Hergé” dentro del especial de CAIRO aparecido tras la muerte del creador de Tintin y, en donde, además, aparece una corta aventura de Thierry Laudacieux: “Rivière no hace exactamente guiones de cómic. Yo diría que hace literatura sobre el cómic, y que lo hace bien. Pero sus obras son historias basadas en historias anteriores, no en la realidad. “La red Madú” pasa en Bruselas porque Hergé y Jacobs eran bruselenses, no porque esa ciudad de comedores de patatas fritas tenga el menor glamour. El glamour, estaba en El Cairo o en un brumoso Londres. El Londres de Rivière es el de Jacobs, no el auténtico. Ahora que, ¿existe Rivière o es un personaje de Jacobs?”.
Como ya dijimos anteriormente, existe otro álbun protagonizado por Terry Elaudaz que no ha visto la luz en nuestro país y que se llama “La mine de l´étoile” (1984, Casterman), cuyo escenario parece ser el Congo belga durante los años treinta y que no he tenido ocasión de leer. No obstante, según la plancha que se acompaña, ¿a quién recuerda el personaje que aparece como primo de Thierry?
Pues otra asignatura pendiente que teníamos. Joaquín, hablar de La Red Madú.A mi me gustó mucho,y fue una de mis influencias, más por los dibujos y por la descripción de la Bruselas de la época el que por el argumento.Recuerdo que hice un boceto para una historieta de homenaje a Thierry Laudacieux, en la que yo mismo invitaba al personaje a visitar Mounlinsart,merced a la magia del cómic, y le abría la puerta el mismísimo Tintín, je,je.Yo tampoco he leído "la mine de L'Etoile, e incluso había olvidado su existencia. Pero ahora me ha vuelto la curiosidad...
ResponderEliminarAhora que hablas de Moulinsart, te diré que en uno de los pasillos de mi casa tengo enmarcada una lámina del Château de Cheverny en el que debajo de la imagen real de éste se ve la viñeta de Tintin y Haddock dirigiéndose a entrar en Moulinsart, que aparece en la página 59 de "El tesoro de Rackham el Rojo". La compré en el mismo Château durante un viaje por los palacios del Loira.
ResponderEliminarEnhorabuena por el post. Me encanta Rivière y 'La red Madú' es para mí una pequeña obra maestra. pensaba que nadie se acordaba de ella.
ResponderEliminarOtra coincidencia más, Joaquín, je,je, pues yo también estuve en Cheverny, al poco de que estrenaran la exposicion "les secrets de Moulinsart" en el pabellón anexo al castillo.
ResponderEliminarEn el foro de Tintín se puede leer(bajo el nick bergamotte) mi breve relato de esa visita:
http://tintin.losforos.es/board/tintin-y-el-castillo-de-cheverny-t494.html
Hola, llego aquí después de colgar un post sobre La Red Madú y ver que debemos ser los únicos de este país que alabamos. Si lo bueno si breve, los pocos si menos...
ResponderEliminarUn blog muy digno y muy de mi agrado.
Slds.
GRacias, Interrobang. Te lo agradecería si pusieras un vinculo para ver lo que has escrito tú y pasarnos por allí.Recibe un saludo muy cordial!
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